domingo, 20 de febrero de 2000

Su primera vez


A todos los chicos con los que estaba les contaba cómo el hermano de una amiga se había aprovechado de ella a los 14 años.
Una vez se había ido a dormir donde esta chica, después de una fiesta. Estaba borracha y el pata, de 19 años, había entrado a su cuarto y se la había llevado al suyo. Ella, por la borrachera y la ingenuidad, lo siguió. Y él, se la clavó.
Nunca hizo la denuncia, por razones que nunca explicaba. Era porque ella no había puesto resistencia, le había gustado, siempre le había coqueteado al pendejo del hermano de su amiga. Se hubiera podido resistir pero no quiso hacerlo.
De hecho, el pata tiene culpa. Se aprovecho de una menor, puta pero menor, y estaba ebria, aunque lo más probable es que no lo hubiera choteado sobria, pero esta vez estaba ebria y él lo sabía, pendejo ¿no?, pobre marica...
Cada chico al que ella le contó su desagradable experiencia le dio una paliza, al gran pendejo, y vaya palizas. Uno de ellos como era chato, flaco y fumón fue con compañía, esa fue la más graciosa, la mas humillante, un chato feo y drogadicto, como todos los chicos de ella, reventó al surferito por n-ésima vez, sin que el triste hijo de puta supiera por qué. Porque por alguna extraña coincidencia nunca le dijeron la razón de sus palizas, a todos se les ocurría que era mejor si el pendejito no se enterara de por qué mierda lo estaban reventando.
Así se hizo justicia, siquiera.