viernes, 11 de octubre de 2019

Disonancia

Roberto lloraba. El maquillaje corría por su rostro sin gracia. Las lágrimas calientes caían en enormes gotas sobre el encaje de su escote. La bofetada le había dolido realmente; en la cara y en el corazón. No sentía rabia. Se sintió ridículo y tuvo miedo. Su padre volvió a levantar la mano y él apretó los dientes. En ese instante recordó su entusiasmo de las 8 de la mañana y supo que no se arrepentiría nunca de ese día.

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